FUENTE:
VICEMINISTERIO DE COMUNIDADES EDUCATIVAS Y UNION CON EL PUEBLO
EFEMERIDESHOY.
29 DE MAYO. NRO 004
En el Día del
Árbol:
Sembremos de vida nuestro planeta.
El 29 de mayo de 1948, fue declarado el araguaney como
Árbol Nacional. Por eso se toma esa fecha para la celebración en Venezuela del
Día del Árbol.
Posteriormente, en 1951, el entonces Ministerio de Educación,
emite una resolución en la cual se consagra la celebración de la Semana del
Árbol, teniendo como Día del Árbol el último domingo de mayo.
Por razones pedagógicas, en nuestro calendario escolar
2013-2014, se retoma el 29 de mayo para realizar actividades promotoras de
conciencia acerca de la importancia de la forestación y en homenaje a esos
seres vivos que proveen oxígeno y purifican nuestro ambiente.
Aprovechemos esta celebración del Día del Árbol, para
recordar que o cuidamos nuestro planeta entre todos y todas o no habrá
sobrevivencia para nadie: su contenido es nuestro mayor legado. No permitamos
que se pierda.
En 1824, Simón Bolívar desde Pativilca, Perú, escribió a su
maestro don Simón Rodríguez:
“Amigo de la
naturaleza, venga usted a preguntarle su edad, su vida y su esencia primitivas;
usted no ha visto en ese mundo caduco más que las reliquias y los desechos de
la próvida Madre: allá está encorvada con el peso de los años, de las
enfermedades y del hálito pestífero de los hombres; aquí está doncella,
inmaculada, hermosa, adornada por la mano misma del Creador. No, el tacto
profano del hombre todavía no ha marchitado sus divinos atractivos, sus gracias
maravillosas, sus virtudes intactas”.
Si hace dos siglos
atrás, el Libertador hablaba del daño ambiental sufrido por el planeta,
imaginemos cuál es el estado actual y qué entregaremos como testigo de una
carrera de relevo a las generaciones futuras. A lo largo de la historia de la
humanidad, la Tierra ha sido concebida por los pueblos originarios como Madre
así como existen infinidad de mitos en los que se le atribuye al árbol una
relevante importancia como origen de la vida y custodio cultural. Así, algunos
de los nombres dados a la Madre Tierra son Isis, M’ma, Gea, Terra, Pachamama,
Cibeles, Áditi, Dana, Amalur, Ñuke Mapu, Atabey. No importando el nombre dado,
hay coincidencia universal en el respeto debido. Debemos endurecernos como la
piedra en la fidelidad a la protección del planeta y sentir aversión al derrame
innecesario de sangre y a la tortura de cualquier ser viviente. Renovemos la
decisión de no interponer nuestra absurda versión de desarrollo a las ganas
inmensas de multiplicarse que manifiestan los seres vivos. Urge organizarnos
para que el medio ambiente sano deje de ser solamente una palabra y
garanticemos con el coraje de los cuchillos fríos de las cumbres y la furia
embravecida de nuestros ríos su conservación, no como reliquia sino como legado.
Que la dignidad alegre nuestra mirada como una estrella recién nacida y la
única especie en extinción sea la indiferencia de quien da la espalda y
abandona la esperanza escurriéndose por la puerta trasera de la vida. Tengamos
coherencia ética que nos anime a no desperdiciar ni el más mínimo de los
recursos disponibles. Aprendamos a no tener una perspectiva antropocéntrica;
que las flores no son sólo alegría, los animales mascotas, el aire llena
nuestros pulmones, los frutos nos alimentan, el agua nos hidrata y por eso son
necesarios, sino que son seres valiosos en sí mismos. Dediquemos nuestro
tesonero trabajo diario a promover, garantizar, defender y educar en valores
ecológicos.
Desde el Ministerio del Poder Popular para la Educación te
invitamos a celebrar el Día del Árbol . Para ello sugerimos realizar junto a
los y las estudiantes las siguientes actividades:
1. Descarga el video de Youtube del poema «Si la tierra
tierra fuera» del escritor falconiano Guillermo de León Calles, musicalizado
por Iván Pérez Rossi e interpretado por Serenata Guayanesa. Preséntalo en el
aula, analiza la letra con tu grupo y practíquenlo hasta cantarlo fluidamente. https://www.youtube.com/watch?v=gbM3nl7dCgc
También puedes ver los acordes para cuatro en
http://micuatro.com/acordes/2010/03/si-la-tierra-tierra-fuera/ 2. Lee el mito
del Árbol Ceiba (Pijlímisi) propio del pueblo Warekena y organiza una
dramatización para ser representada en el «Espacio Escénico» más cercano a tu
centro educativo según las instrucciones del coordinador o coordinadora de
Cultura de tu Zona Educativa. 3. Así como el araguaney es el Árbol Nacional,
cada estado de Venezuela tiene su árbol emblemático. Organiza pequeños grupos
para investigar cuál es el árbol propio de cada estado y realizar una galería
de fotos o dibujos con los 23 árboles o plantas.
El Árbol de Ceiba Pijlímisi El pueblo warekena es de la etnia
arawaka. Su territorio ancestral está ubicado en el estado Amazonas, cerca de
Puerto Ayacucho. Es un pueblo que está en riesgo de perder sus saberes y su
lengua. Por eso es muy importante que todos y todas conozcamos su cultura para
revitalizarla. Cuentan los ancianos y ancianas warekena que sus costumbres
estaban a punto de acabarse. Entonces, el Mariri, el Creador, sembró un árbol
de ceiba en el río Kawirima, un afluente del río Siapa, tributario del Brazo
Casiquiare y lo convirtió en mujer. La semilla de la ceiba está cubierta con
una pelusa que con ayuda del viento vuela y permite que el árbol se multiplique
por el mundo entero. Es en los brazos de del árbol ceiba que están los
distintos pueblos indígenas y los pájaros que anidan en él hablan todas las
lenguas indígenas. Entre sus hojas están los cantos, rezos, instrumentos
musicales, los vestuarios e implementos de cocina. El Mariri atrajo hacia el
árbol ceiba a los espíritus buenos y al os espíritus malos de los seres que
existen en la tierra. A medida que el árbol iba creciendo, el Mariri cantaba y
rezaba atrayéndolos.
-He aquí el árbol de ceiba, árbol sagrado que entre tu
follaje dejaré para siempre la sabiduría y vivirán los espíritus buenos y
malos. A continuación fue nombrando todos los animales, todos los pueblos
indígenas, todas las costumbres. Cada vez que nombraba, lo nombrado cobraba
vida. Entonces vino Káali (el viento) y sopló llevando las semillas por toda la
tierra. En el hogar ceiba, una vez se formó una pelea entre suegra, nuera y
cuñada porque la nuera que era la hermosa golondrina se le quemó el casabe
quedando sobre la torta unos punticos negros que parecían granitos de ajó
molido. De allí en adelante la suegra hablaba mal de la nuera. Un día, la golondrina
estaba muy brava y, sin pensarlo, agarró la cerbatana y la puya envenenada con
curare y mató a su suegra. Días después la cuñada se vengó de la muerte de su
mamá. Fue al conuco a buscar yuca brava y le sacó el yare (que también es un
veneno fuerte). Cuando formaron el círculo en la churuata para comer toda la
familia junta, aprovechó para darle yucuta mezclada con el veneno yare a la
golondrina quien se lo tomó y quedó inmediatamente muerta. El sabio Mariri no
pudo salvar a estas dos mujeres ya que el veneno curare y yare son demasiado
fuertes. Esas dos mujeres eran hablantes del idioma warekena: con su muerte por
el odio se puso en riesgo de extinción sus palabras. Mariri había guardado en
el árbol ceiba unos retoñitos de hablantes. Éstos que fueron conservados son
los pocos que quedan en la tierra. Por eso hay que sembrar muchos árboles de
ceiba para salvar al mundo: las figuras de artesanía y sus significados, las
hierbas pusana, los métodos de siembra, los fenómenos del clima, los astros y
universo.
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